miércoles, 11 de mayo de 2011

Episode07 - Ribera Sur

En ocasiones salir a comer, más allá de la experiencia gastronómica, puede convertirse en una aventura.  Éste es el caso con Ribera Sur, un bodegón de los de antes, a una cuadra de la Bombonera adonde fuimos a comer, degustar y evaluar –como corresponde- la napolitana con fritas y del que nos llevamos, aparte de un cúmulo de impresiones, un almanaque de billetera con imágenes de las tribunas saltarinas (o palpitantes, según el corazón de quien las vea) de Boca Juniors y otros motivos semejantes.


La primera impresión era la de estar entrando a otra dimensión, donde cada uno de los que allí estaban era un personaje de alguna obra salida de la mente de algún autor trasnochado. 
Nos atendió Oscar, el único mozo –al menos a la vista- mezcla de tango, barrabrava, y conductor de una ilusión super-sport que ostentaba orgullosamente una foto en su celular con Matt Groening. 




Casi todo el mundo estaba fumando lo que convertía a un visible cartel de prohibido fumar en un artefacto decorativo más del lugar y no en una precisa instrucción.  De hecho es muy posible que el humo de tabaco que había no se debiera a un desapego del establecimiento a las regulaciones porteñas, sino a una total falta de coraje para atreverse a pedirle a los parroquianos que apagaran el cigarrillo.




Pero vamos a lo verdaderamente importante.  La napolitana.  Éramos seis y le preguntamos a Oscar si las milangas eran para compartir, a lo que respondió afirmativamente agregando “cualquier cosa piden un postre”.  Pedimos cuatro napolas, y no.  No son para compartir.  Lo primero que llamó nuestra atención fue que venían con salsa arriba ¡y abajo!  Teniendo en cuenta que en consenso la salsa estaba bastante buena, esto representó una innovación aceptable.





Primero llegaron tres de las napolas pedidas.  Al rato llegó la cuarta.  Y al rato llegaron las papas fritas, aceptables, bastante blancas, nada crocantes.
Las napolitanas tenían buen sabor, no representó ningún esfuerzo ni acto extremo de voluntad comerlas (y terminarlas).  Hubo disenso sobre el queso y el jamón, lo que pone de manifiesto la objetividad grupal y subjetividad personal de cada uno de los notables y del juez invitado.





El monto de la “adición” fue totalmente aceptable, ya que una picadita de entrada, cuatro napolas, dos porciones de fritas, dos ensaladas, postres compartidos y abundante cerveza fue de $286 (es decir, menos de 50 pesos por persona).
En términos generales Ribera Sur obtuvo un honroso aprobado en el que no dejó de jugar un papel importantísimo el ambiente.




 La velada terminó con un cálido apretón de manos a cada uno de nosotros por parte de Oscar, a quien no hubiera sido extraño verlo irse cantando por lo bajo "Quereme así, piantao, piantao, piantao...", ofertas para ir a ver a Boca cuando queramos (excepto contra River) y un huevo Kinder con sorpresa     




Promedios Ribera Sur


Promedio del jurado de notables
calificacion del 0 al 10

Rebozado.  6

Ambiente. 8

 Aceite. 5.5

Jamon y Queso. 5.6

Nervios en la carne. 5.5

Salsa. 7.6

Condimentos. 5.8
          Tamaño. 5.5
Eructo. 5.5
          Guarnición. 5.16

          Promedio. 6

* en todos los casos el 10 es la nota positiva


A pesar de lo difícil que fue, alguien de Ribera Sur, que no sabemos quien fue, completó nuestro cuestionario

 

Agradecemos a Ribera Sur, 
y a los invitados Julian Doregger y al gran Al Kleiman.
Seguiremos catando milangas por la ciudad.












2 comentarios:

  1. juaaaaaaa.... genial... el mozo escapado de la balada para un loco...juaaaa... buena onda -euge

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  2. noooooo! jajaja, leyendo blogs encuentro este blog genial. Con una foto del genio de Julián Doregger, en el Bar de la familia de mi viejo!
    Me imagino como lo habrán visto de afuera, tal cual lo describe la nota, y me acuerdo como yo lo veía de chica.
    que gracioso. tal cual. cada personaje es para escribir un libro. tengo mucho material.

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